domingo, 16 de marzo de 2014

Solos de bajo (III)

En adelante, las estrategias propuestas irán orientadas a solear en solitario. Algunas pueden usarse para solear con cualquier tipo de acompañamiento.

Armonía implícita

No es que tocar la tónica sea una mala opción, o hacerlo de vez en cuando. Pero tampoco es bueno que nos tenga encadenados. Podemos marcar la armonía al mismo tiempo que soleamos. ¿Cómo? Haciendo que nuestras frases pasen por las notas del acorde (fig. 1), como vimos al hablar de estrategias de fraseo. Las notas que más definen el acorde son la tercera y la séptima. Si hay muchos acordes puedes optar por marcar la tonalidad (alguna escala o modo), en lugar de cada acorde. O cambiar la progresión de acordes. Recuerda que es tu solo. Todo está permitido. Cualquiera que te ponga restricciones sólo pretende aguar la fiesta. Ignóralo.


Fig. 1

Ejecución 

Aquí podemos aplicar todo lo relativo al fraseo melódico. Además, podemos añadir algunas cosas:
  • Un solo es un reflejo de la personalidad del ejecutante. Unos prefieren improvisar por completo; otros, hacer un plan. Ambas cosas son válidas, así como combinarlas.
  • Tu actitud es importante. Los músicos de entre el público se fijarán más en lo que tocas, pero el público no-músico valorará tu soltura y tu tranquilidad.
  • Estructura tu solo. Introducción, para captar la atención del público; nudo, donde desarrollas el solo propiamente dicho; desenlace, un final de aplauso y la conexión con la  parte siguiente de la canción, u otra canción.
  • Como buenos bajistas, estamos acostumbrarnos a resolver toda frase sobre la tónica del acorde. Sin embargo, entrenarse para caer sobre otra nota que no sea la tónica es fácil.  Sólo tienes que pensar que esa otra nota es la tónica del siguiente acorde. Aunque no lo sea.
  • Como dijimos, interactuar con el ritmo puede ser interesante, tanto si tocas a solas o con el batería marcando unos golpes. Tú decides el compás, así que puedes cambiarlo a voluntad. Puedes hacer que cada golpe del batería sea el primero de cada tres, de cada cuatro, cinco... Esto produce un gran efecto y, por la razón que sea, la exploración rítmica está menos trillada que la exploración armónica. Además, un ritmo que suena de fondo puede inspirarte y lo hará.
  • No todo el solo tiene que ser genial. Puede —incluso debe— haber unas partes más geniales y otras más normales, o previsibles, que preparan al oyente. Sin estas últimas no hay clímax.



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